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LAS LETANIAS MAYORES

¿Qué hace la Iglesia el día de San Marcos y en los tres días de Rogativas Menores (03 días antes de la Ascensión del Señor)? 


El día de San Marcos y los tres días de Rogativas menores acostumbra la Iglesia a efectuar Procesiones y Rogativas Solemnes para aplacar la ira de Dios y hacerle propicio, a fin de que nos perdone los pecados, aparte de nosotros sus castigos, bendiga los frutos de la tierra que empiezan a aparecer y provea a nuestras necesidades, así espirituales como temporales.


¿Son muy antiguas las procesiones de San Marcos y de las Rogativas?

 

Las procesiones de San Marcos y de las Rogativas son de origen Romano y antiquísimas, y el pueblo solía concurrir a ellas con los pies descalzos, con verdadero espíritu de penitencia y en grandísimo número, dejando toda otra ocupación para asistir a ellas.


LETANÍAS MAYORES FRANCISCANAS:

(Rituale Romano-Seraphicum, 1955)


 Señor, ten piedad de nosotros,

Cristo, ten  piedad de nosotros,

Señor, ten piedad de nosotros,

Cristo, óyenos,

Cristo, escúchanos,

Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo Redentor del Mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Trinidad Santa, que sois un solo Dios,


Santa María, ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

San Miguel,

San Gabriel,

San Rafael,

Santos Ángeles y Arcángeles,

Santas Ordenes de los Espíritus Bienaventurados,

San Juan Bautista,

San José,

Santos Patriarcas y Profetas,

San Pedro,

San Pablo,

San Andrés,

Santiago el Mayor,

San Juan,

Santo Tomas,

Santiago el Menor,

San Felipe,

San Bartolomé,

San Mateo,

San Simón,

San Tadeo,

San Matías,

San Bernabé,

San Lucas,

San Marcos,

Santos Apóstoles y Evangelistas,

Santos Discípulos del Señor,

Santos Inocentes,

San Esteban,

San Lorenzo,

San Vicente,

Santos Fabián y Sebastián,

Santos Juan y Pablo,

Santos Cosme y Damián.

Santos Gervasio y Protasio,

San Berardo,

San Acursio,

San Pedro

San Adyuto,

San Otón,

San León,

San Hugolino,

San Daniel,

San Ángel,

San Samuel,

San Donulo,

San León,

San Hugolino,

San Nicolás,

Santos Pedro Bautista y compañeros mártires del Japón,

Santos Nicolás y compañeros mártires de Gorcum,

San Fidel, 

Todos los Santos Mártires,

San Silvestre,

San Gregorio,

San Pio,

San Ambrosio,

San Agustín,

San Jerónimo,

San Buenaventura,

San Martin,

San Nicolás,

San Bienvenido,

San Luis,

Santos Pontífices y Confesores,

Todos los Santos Doctores,

San Antonio,

San Benito,

San Bernardo,

Santo Padre Domingo,

Santo Padre Nuestro Francisco,

San Antonio de Padua,

San Bernardino,

San Pedro Regalado,

San Juan de Capistrano,

San Diego,

San Jácome de la Marca,

San Pedro de Alcántara,

San Salvador,

San Félix,

San Benito,

San Pascual,

San Serafín,

San Francisco Solano,

San José de Leonisa,

San Lorenzo de Brindis,

San José de Cupertino,

San Pacifico,

San Juan José,

San Teófilo,

San Leonardo,

San Ignacio,

San Conrado de Parzham,

San Fernando,

San Luis,

San Ivo,

San Elzeario,

San Roque,

San Conrado de Placencia,

San José Benito,

San Juan María,

San José Cafasso,

Todos los Santos Sacerdotes y Levitas,

Todos los Santos Ermitaños,

Todos los Santos Monjes y Ermitaños,

Santa María Magdalena,

Santa Águeda,

Santa Lucia,

Santa Inés,

Santa Cecilia,

Santa Catalina,

Santa Clara,

Santa Inés de Asís,

Santa Coleta,

Santa Catalina de Bolonia,

Santa Verónica,

Santa Rosa de Viterbo,

Santa Ángela,

Santa Mariana,

Santa Jacinta,

Santa María Francisca,

Santa Anastasia,

Santa Isabel de Hungría,

Santa Margarita de Cortona,

Santa Brígida,

Santa Isabel de Portugal,

Santas Vírgenes y Viudas,


Santos y Santas de las Tres Órdenes de Nuestro Padre San Francisco, interceded por nosotros,

Santos y Santas todos de Dios, interceded por nosotros


Senos propicio; perdónanos, Señor.

Senos propicio; escúchanos, Señor.

De todo mal, Líbranos Señor.

De todo pecado,

De tu ira,

De súbita é improvisa muerte,

De las asechanzas del diablo,

De ira, de odio y de toda mala voluntad.

Del espíritu de fornicación,

Del relámpago y la tempestad,

De muerte perpetua,

Por el misterio de tu Santa Encarnación,

Por tu Venida,

Por tu Nacimiento,

Por tu Bautismo y Santo Ayuno,

Por tu Cruz y Pasión,

Por tu Muerte y Sepultura,

Por tu Santa Resurrección,

Por tu Admirable Ascensión,

Por la venida del Espíritu Santo Consolador.

En el día del juicio,

Los pecadores, Te rogamos, óyenos.

Que nos perdones,

Que nos indultes,

Que te dignes guiarnos a verdadera penitencia,

Que te dignes regir y conservar tu santa

Iglesia.

Que te dignes conservar en la santa religión al Sumo Pontífice, y a todo el Orden Eclesiástico,

Que te dignes humillar los enemigos de la Santa Iglesia,

Que te dignes dar paz y verdadera concordia a los gobernantes cristianos,

 

Que te dignes conceder paz y unión al pueblo cristiano,

Que te dignes confortarnos y conservarnos en tu santo servicio.

Que eleves nuestros entendimientos a los deseos celestiales,

Que a todos nuestros bienhechores recompenses con bienes sempiternos,

Que libres de condenación eterna nuestras almas, y las de nuestros allegados y bienhechores

Que te dignes dar y conservar el fruto de la tierra,

Que te dignes conceder eterno descanso a los fieles difuntos,

Que te dignes oírnos, te rogamos, óyenos,

¡Oh Hijo de Dios! te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten misericordia de nosotros,


Cristo, Óyenos.

Cristo, Escúchanos.


Señor, Ten misericordia de nosotros.

Cristo, Ten misericordia de nosotros.

Señor, Ten misericordia de nosotros.


Padre nuestro, &c.


V. Y no nos dejes caer en la tentación.

R. Más líbranos de mal.


SALMO 69.


¡O Dios! atiende a mi ayuda: apresúrate, Señor, a socorrerme.

Sean confundidos y avergonzados los que solicitan quitarme la vida 

Vuélvanse atrás, y sean cubiertos de vergüenza los que me desean daño.

Vuélvanse atrás al punto, avergonzados los que me dicen repetidos escarnios.

Alégrense y regocíjense en ti los que te buscan; y digan siempre los que aman la salud que tú les diste: Sea glorificado el Señor.

En cuanto a mí, soy menesteroso pobre: por tanto ¡O Dios! ayúdame.

Tú eres mi protector y libertador, y así ¡O Señor! no me dilates más tu socorro.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo: como era en el principio, así ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Así sea.


V. Haz salvos a tus siervos.

R. Dios mío, que esperan en ti.

V. Sé para nosotros, Señor, una torre de fortaleza.

R. Contra el enemigo.

V. No tenga alguna ventaja sobre nosotros el enemigo.

R. y el hijo de la iniquidad no pueda dañarnos de algún modo.

V. ¡O Señor! no te portes con nosotros según lo merecen nuestros pecados.

R. Ni nos recompenses según nuestras iniquidades. 

V. Hagamos oración por nuestro Pontífice (N.)

R. El Señor le conserve y le dé vida, y le haga feliz en la tierra y no le entregue en las manos de sus enemigos.

V. Hagamos oración por nuestros bienhechores.

R. Dígnate, Señor, dar vida eterna a los que nos hacen bien, por tu santo nombre. Así sea.

V. Hagamos oración por los fieles difuntos.

R. Dales, Señor, el eterno descanso; luzca para ellos la luz perpetua.

V. En paz descansen.

R. Así sea.

V. Hagamos oración por nuestros hermanos ausentes.

R. Haz salvos a tus siervos, Dios mío, que esperan en ti.

V. Envíales, Señor, tu auxilio desde el santuario.

R. y desde Sion defiéndelos.

V. Oye, Señor, mi oración.

R. y mi clamor llegue a ti.


OREMOS.

¡O Dios! a quien es propio siempre apiadarse, y perdonar: recibe nuestra súplica, para que a nosotros y a todos tus siervos, a quienes oprime la cadena de los delitos, nos desate liberalmente la misericordia de tu piedad.


Escucha, Señor, como solicitamos, los ruegos de los que te suplican, y perdona los pecados de los que te confiesan; para que les concedas benigno el perdón y la paz.


Muéstranos, Señor piadoso, tu inefable misericordia, para que nos libres de nuestros pecados, y nos libres de las penas que por ellos merecemos.


¡O Dios! que eres ofendido con la culpa, y aplacado con la penitencia, atiende propicia a las plegarias de tu pueblo que te suplica, y aparta de él el azote de tu indignación, que por nuestros pecados merecemos.


Omnipotente y sempiterno Dios, apiádate de tu, siervo nuestro Pontífice (N.) y dirígele según tu clemencia en el camino de la eterna salud, para que, ayudándole tú, desee hacer las cosas que son de tu agrado, y en toda virtud se perfeccione.


¡O Dios! de quien dimanan, los santos deseos, los rectos consejos, las justas obras; da a tus siervos aquella paz que no puede dar el mundo, a fin, de que arreglados nuestros corazones a tus mandamientos, y quitado el miedo de los enemigos, los tiempos sean tranquilos mediante tu protección.


Abraza, Señor, nuestras entrañas y nuestro corazón con el fuego del Espíritu

Santo, para que le sirvamos con cuerpo casto, y te seamos gratos con corazón limpio.


¡Oh Dios Criador y redentor de todos los fieles! Concede el perdón de tus siervos y siervas, para que la indulgencie que siempre desearon, la consigan con nuestras piadosas súplicas.


Rogámoste, Señor, prevengas nuestras acciones con tu inspiración, y las prosigas con tu ayuda, para que toda nuestra obra y oración por ti siempre empiece y en ti siempre acabe.


Omnipotente y sempiterno Dios, que dominas a los vivos y a los muertos, y te apiadas de todos aquellos que por su fe Y sus obras, prevés han de ser tuyos;


Suplicámoste humildemente, que por la clemencia de tu piedad, siendo intercesores todos tus santos, consigan el perdón de sus delitos aquellos por quienes deliberamos hacerte estas plegarias, tanto los que aun detiene en la carne el presente siglo, como los que ya desnudos del cuerpo llevo el futuro. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo.


R. Amén.

V. Oye, Señor, mi oración.

R. y mi clamor llegue a ti.

V. El Señor omnipotente y misericordioso nos oiga.

R. Así sea.

V. Las almas de los fieles, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

R. Así sea.




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